CRISTO HABITA EN NUESTRO CORAZÓN POR LA FE QUE NOS HACE HIJOS DE DIOS.

 


CRISTO HABITA EN NUESTRO CORAZÓN POR LA FE QUE NOS HACE HIJOS DE DIOS.

En el mundo estaba, y el mundo fue hecho por ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. Pero a todos los que la recibieron les dio poder de hacerse hijos de Dios, a los que creen en su nombre; la cual no nació de sangre, ni de deseo de hombre, sino que nació de Dios. (Jn 1, 10- 13)

Vino a los suyos, a Nazaret, a su Pueblo de Israel; luego viene a su Iglesia y a la Humanidad, y no lo recibieron, pero, a los que creyeron en él, les concedió llegar a ser hijos de Dios. Creer en la persona de Jesús, en su Palabra, en su Mensaje, en su Obra, en su Misión y en su Destino. La fe viene de los que se escucha, se guarda y se obedece, su Palabra. La fe nos deja Luz, Poder y Amor para responder a la Voluntad de Dios manifestada en la Palabra.

Oyendo estas cosas, todos los de la sinagoga se llenaron de ira; y, levantándose, le arrojaron fuera de la ciudad, y le llevaron a una altura escarpada del monte sobre el cual estaba edificada su ciudad, para despeñarle. Pero él, pasando por medio de ellos, se marchó. (Lc 4, 28- 30) Nazaret era el pueblo de Jsús donde él había crecido, trabajado y vivido, era conocido como el hijo de María y de José, el carpintero. (Mt 13, 55) Eran duros de cabeza y de corazón, quisieron matarlo.

Tiempo después los grandes de la religión judía lo harán, según palabras del mismo Jesús: Desde entonces comenzó Jesús a manifestar a sus discípulos que él debía ir a Jerusalén y sufrir mucho de parte de los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, y ser matado y resucitar al tercer día. (Mt 16, 21) Jwsús profetizó su muerte: Palabra cumplida, según lo dice Lucas: Toda la muchedumbre se puso a gritar a una: «¡Fuera ése, suéltanos a Barrabás!» Este había sido encarcelado por un motín que hubo en la ciudad y por asesinato. Pilato les habló de nuevo, intentando librar a Jesús, pero ellos seguían gritando: «¡Crucifícale, crucifícale!» (Lc 23, 18, 21) Era ya cerca de la hora sexta cuando, al eclipsarse el sol, hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora nona. El velo del Santuario se rasgó por medio y Jesús, dando un fuerte grito, dijo: «Padre, en tus manos pongo mi espíritu» y, dicho esto, expiró. (Lc 23, 44- 46)

¿Quiénes mataron a Jesús? Jesús murió por nuestros pecados, todos somos pecadores, entonces, todos matamos a Jesús. No sólo los judíos o los romanos, todos los pecadores matamos a Jesús. El mismo Señor nos había dicho: Nadie me la quita; yo la doy voluntariamente. Tengo poder para darla y poder para recobrarla de nuevo; esa es la orden que he recibido de mi Padre. (Jn 10, 18) Por un acto de obediencia a su Padre y por acto de amor a los hombres hemos sido redimidos y salvados. Murió para que nuestros pecados fueran perdonados y resucitó para darnos vida eterna (Rm 4,25) En virtud de su sangre somos perdonados (Ef 1, 7) Y nuestros corazones quedan limpios de los pecados que llevan a la muerte (Heb 9, 14) Por la fe de Jesucristo, por su acto de obediencia al Padre, somos hijos de Dios. Todo es Gracia de Dios, la salvación es un don gratuito e inmerecido, pero, no barato, hay que creer en Jesucristo y convertirnos a él. (Mt 4,17)

Creer en Cristo es la obra del Espíritu Santo. Por la acción del divino Espíritu el mundo cree, para que creyendo se salve, según las palabras de Pedro: "No hay salvación en ningún otro, porque bajo el cielo no hay otro nombre dado a los hombres por los cuales debemos ser salvos".(Hch 4, 12) Si buscamos la salvación fuera de Cristo, no la vamos a encontrar porque no la hay, según lo dice la misma Palabra de Dios. Solo Jesús tiene palabras de vida eterna, sus palabras son espíritu y vida. (Jn 6, 67) Sólo Cristo ha muerto y resucitado por nosotros, por lo mismo es el único que puede darnos Vida eterna.

No le demos la espalda a Cristo Jesús ni a su Palabra, para ir abrazar al Mundo y a lo que nos ofrece: Poder, Riquezas y Placeres (1 de Jn 2, 15) No rechacemos el Evangelio para irnos abrazar las Ideologías que no llevan a la Vida, sino, al vacío existencial que genera muerte espiritual. No busquemos la salvación en el ocultismo, en el espiritismo, en el espiritualismo, en la brujería, en los adivinos ni en los hechiceros porque no pueden darnos vida eterna. (Dt 18, 9- 12)

Nuestra fe es Trinitaria: creemos en el Padre, en el Hijo y en el Espíritu Santo. Pero, sobre todo es Cristo céntrica, porque Jesús es Dios que se hizo hombre para salvarnos por su muerte y resurrección. Es además una fe Pnematológica porque es el Espíritu Santo el que nos guía a Cristo para que nos salve y nos dé Vida eterna. Nuestra fe es también Eclesiológica, todos los bautizados hemos sido incorporados al Cuerpo de Cristo que es la Iglesia y todos tenemos una misma fe. Nuestra fe, es además Pascual, pasamos de la muerte a la vida, de las tinieblas a la luz, del pecado a la Gracia, por Cristo y por la acción del Espíritu Santo. Es una fe Antropológica, todos somos llamados por la fe a ser hombres nuevos en Cristo, Y decimos, también que es una fe Mariana, porque María es la Madre de Jesús, que es Cristo y Cristo es Dios (Rm 9, 5).

Por la fe en Jesucristo somos redimidos, perdonados, reconciliados y salvados, es decir, somos justificados por la fe (Gál 2,16; Rm 5,1) Por la fe somos hijos de Dios, hermanos y servidores de todos. Hay fe donde hay amor a Dios y a los demás. Porque por la fe. Cristo habita en nuestro corazón, no en la mente.

 

 

 

 

 

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